Gigante Azul es un anime que se centra en la pasión por el jazz y sigue la historia de un joven llamado Dai, quien se muda a Tokio para perseguir su sueño de convertirse en el mejor músico de jazz del mundo. La trama se desarrolla en torno a la formación de una banda de jazz llamada JASS, compuesta por Dai, un pianista astuto y engreído llamado Sawabe y el compañero de cuarto de Dai, Tamada, quien se convierte en la sección rítmica de la banda después de probar la batería por primera vez1.
La música como protagonista
Uno de los aspectos más destacados de Gigante Azul es su enfoque en la música. La banda sonora está compuesta por la pianista de jazz japonesa Hiromi Uehara, quien rinde homenaje a las leyendas del saxofón estadounidense de los años 60. La música es excelente y se aleja del enfoque de ruleta de jukebox de Cowboy Bebop. En cambio, se centra en un jazz de bravuconería y notas agudas, evocando el estilo de Sonny Rollins y John Coltrane1.
La evolución de la banda y el poder del jazz
A medida que la película avanza, las secuencias de conciertos se vuelven más extáticas y abstractas, mostrando la dinámica del trío en el escenario y cómo se unen en armonía. En lugar de ofrecer argumentos trillados sobre lo que hace que el jazz sea atractivo, Gigante Azul lo demuestra a través de la evolución de la banda y su música. A pesar de ser consciente de que el jazz es un género en declive, la película no se centra en discutirlo con especificidad, sino en mostrar cómo el jazz puede ser «caliente» e «intenso»1.
Gigante Azul es una película sincera basada en un manga muy popular de Shinichi Ishizuka. Sin distracciones innecesarias ni subtramas, la película es sorprendentemente ligera en melodrama y se disfruta mejor como un musical. Premia a los espectadores con un gran corazón y oídos abiertos, listos para dejarse llevar por el ritmo1.